Antes y después, botines de pata de gallo
Como ya
empieza a llegar el frío, es hora de ir sacando el zapato de entretiempo de
sus cajas, aunque de un año a otro siempre hay alguna sorpresa.... y encontrarte
con que unos botines pelaron enteros no es de las que suelen gustar.
Eso si, era la oportunidad perfecta para intentar
forrarlos y como además tenía una falda que ya no me servía, de pata de
gallo en tonos marrones, me pareció que podía quedar muy bien en un botín de otoño.
En principio pensé que iba a ser mucho más
complicado, pero ya veréis como con un poco de paciencia el resultado os va a
sorprender.
Para forrar unos zapatos sólo se
necesita:
Tela, que no sea muy rígida para
adaptarla mejor.
Tijeras.
Cola de zapatero o pegamento para tejidos.
Un cordón, para tapar los cortes de la
tela.
Lo
primero es recortar en la tela las formas de las piezas que hacen el botín. Yo voy a necesitar cinco; una para el talón, dos para los laterales,
una para el empeine y la lengüeta, y otra para tapar el cierre.
Después sólo tendréis que ir pegándolas encima.
Yo utilizo cola de zapatero, porque es bastante elástica y te da unos minutos para poder alisar la tela y rectificar antes de que haga efecto.
Para terminar hay que cortar trozos de cordón, que iremos pegando con la misma cola encima de las uniones de las piezas de tela para ocultar los cortes.
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